26 de enero de 2012

Il y a

Porque me pediste la traducción de la canción de mi entrada anterior, aquí tienes Zaida. Es un poco libre, no creo que te moleste.

El cielo está lleno de pájaros,
el jardín, de flores
y en la calle Francoeur,
Roger, el frutero,
tiene en cada estación
cajas de champiñones.
 Los hay coronados
como reinas en pie.
Hay carteros
que pedalean lento,
cierto que pesan mucho
las cartas de amor.
Hay generales
con patas de palo, mancos,
a veces sucede,
pero no es frecuente.

Hay, hay, hay todo eso,
y en medio de todo,
fíjate, estoy yo.

Hay peces bien gordos
para los anzuelos.
Más vale ser pequeño
para nadar toda tu vida.
También hay bueyes
con ojos muy grandes
a los que incordan 
moscas muy nerviosas.
Hay pianos,
pero como algunos desafinan,
vale más para las canciones
tocar el acordeón.
Hay zapatos
que no quieren bailar
hay que remplazarlos
por zapatos de charol.

Hay, hay, hay todo eso,
y en medio de todo,
fíjate, estoy yo.

Hay en la ópera
gente que tiene voz
y cuando lazan un agudo
rompen los cristales.
Y yo en mi balcón
tengo mi público de palomas,
pero salen volando,
solo tengo dos notas rotas.
Pero para pobres y ricos
hay fuegos artificiales
y te sientes guardián
del orden republicano.
Tengo debajo del tejado
mi pequeño hogar,
si quieres subir,
cuanto nos amaremos.

Hay, hay, hay todo eso,
pero más arriba aún,
estoy yo esperándote.



18 de enero de 2012

París, valses y otras cosas

Jamás creí que volvería al blog, pero aunque sea poco, a veces tengo la necesidad tonta de escribir. Hace poco pensé en empezar uno nuevo, o cambiar el nombre y ponerle Ella, yo y el café por una bonita historia que algún día contaré.  Lo único que he cambiado es el fondo; ese pequeño detalle de un viaje a Marruecos, una sudadera y una habitación de hotel se esfuman. Fantasmas, fantasmas, fantasmas... (como uno que me visita desde que tengo memoria).

Si todo hubiera salido como yo esperaba, hoy no estaría sentado delante de mi ordenador, y mucho menos, escribiendo. Será el tiempo el que decida cuando me tengo que ir. Sin embargo no cambiaría la sensación de saber que tuve la libertad de vivir o morir.

"Tienes una enfermedad que es posible que acabe con tu vida... diez años, tal vez veinte o veinticinco. No sabemos como puede evolucionar, posiblemente no llegues a los cincuenta. Irás perdiendo la razón y tu cerebro se irá desgastando; no será doloroso en sí. Aunque no nos pongamos en lo peor, hay casos en los que no se complica y se vive. Quedarán secuelas, eso no te lo puedo negar, pero nada grave."

Escuchar eso no es muy agradable. No sé como será morir de pena, si dolerá o no, pero yo creo que tiene que doler. Sin embargo, hasta los cuarenta y siete años me tocará vivir. Mariposas, mariposas, mariposas... (que surgieron de lo oscuro).

En otras entradas hablaré del fantasma de gafas oscuras que me visita, de un suicidio (o dos, o tres o dieciseis), la chica del café... pero eso sí, lo advierto, como ya dije en una anterior:  

Todas las historias que hay en este blog son inventadas, son mentiras y nunca me han pasado. Pero esta entrada también podría ser una mentira..

Pero nunca invento personalidades. Yo soy así, mitad verdad y mitad mentira.