La Semana Santa pasada, tuve un encuentro con la OJA, pero eso no es lo importante, lo digo para situarnos. Empecé a trastear en el móvil de Daud, la verdad que no me acuerdo de por qué. El caso es que en su agenda no había nombres propios, Daud había puesto un adjetivo a cada una de las personas que tenía en su agenda, le pregunté:
- Daud, por qué tienes adjetivos en tu agenda del móvil?
- Bah!
- Bah! de qué? cual soy yo?
- No te lo digo.
- Por qué? venga, dímelo!!
- No.
- No sea así!!
- No te lo voy a decir.
Efectivamente, no me lo dijo. Supe de quién eran todos menos el mío. Y por más que intentaba saberlo, nada, no lo conseguía.
Un día me dijo:
- Miraste mi móvil anoche?
- No, llegué y me acosté. (en ese momento pensé, tenía que haberlo hecho y averiguar mi adjetivo)
- Ah! es que borré tu nombre, pensando que ibas a cogerlo y demás
- Pero como me crees capaz de hacer algo así; no me voy a morir por no saberlo
- Jaja, pues eso.
Hace un par de días le envié un sms, para ver como le iba por Badajoz y por curiosidad le volví a preguntar: Cual era mi adjetivo? Me respondió, me dijo que le iba muy bien y que me adjetivo era: inesperado.
¬¬...no se por qué no me sorprende tu comentariooooo. Pues anda un poco claro; las cosas complejas, las personalidades enrevesadas, las conversaciones de lv 10.0000 de intelecto y todas esas cosas hacen que entre las personas halla como especies de barreritas que impiden que se comprendan bien. En cambio las cosas simples, a menudo no las entendemos, porque buscamos la complicación donde no la hay. Esa es más o menos la idea.
ResponderEliminarPor cierto...¡FELICIDADEEES! (aunque dudo que de aquí a un mes mires tu blog ^^U).
P.D: tu adjetivo para mí sería impredecible, xD