1 de agosto de 2013

Espejo

I

Eran cerca de las diez de la noche, llevaba en el aeropuerto noventa minutos y aún le quedaba más de media hora para que su avión saliera. Ya no sabía como matar el tiempo. Había agotado todas las posibilidades, leer, comer, comprar, leer otra vez, abrir su Facebook y ver todas las actualizaciones de sus quinientos amigos, salir a tomar el aire y prepararse un cigarro. Ya no tenía escapatoria, ahora solo le quedaba pensar sobre su vida. Algo que, por otra parte, siempre intentaba evitar.

Se sentó en el único banco que había libre. Sacó su iPhone y se puso a escuchar música. Tras un rato, donde las canciones se limitaban a una banda sonora, su cabeza comenzó a nublarse, a distraerse.

II

En el avión miró por la ventana, pero la oscuridad de la noche hizo que se viera como si de un espejo se tratara. Por fin se vio, allí estaba. Su mente empezaba a funcionar, tanto que tuvo que cerrar los ojos y apoyar su cabeza en el respaldo. En seguida notó que el avión se movía y su rebelde flequillo se situó tapando parte de su cara.

III

Lo único que encontró fue humo.

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